2 de mayo de 2015

Severino

El muy turro tiene un solo ojo
y a la noche, cuando los últimos hilos de la cocina
pasan por mi ventana
y se le filtran en la pupila
me guiña.

Sabe de mi soledad
la conoce,
y se reconoce como adjetivo a ella.
Tengo un gato
porque necesito que alguien me niegue.


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