“una física que reserve a cada ser
y a cada situación su disposición al milagro”
Comité Invisible
Es así,
mis aptitudes son un bisturí
en el cajón de herramientas
para el crochet.
Hay una discordancia
y tres o cuatro asincronismos
en la diacronía
de mis haceres
a lo largo de noches.
desde lo que sé
a lo que hago,
tiempo/y espacio forman
dos dimensiones
trasladables de aquí
a acullá
o de la negligencia propia de un inútil
a la invención
con total canallada.
Así
si es de menester recordarte
y digo /oh tus ojos
recordare de tus ojos muy bien tus orejas
y de tus orejas muy presente tendré
el largo en pulgadas de una hoja
caída como un cuchilleo
a la llegada del café
Te invento langostas ahí
donde cargas tus labios de sed
pongo butacas y mesas
en cada memoria de los pies de un perro
o cualifico del 1 al 20
las habilidades de entablar
una charla amena
con trabajadores del servicio de transporte.
O también se
ese de olvidarme la hora de mi muerte
y acostumbrar a mis huesos a esperar
siempre más en la fila de estar por-siempre-por-llegar,
de nostalgiar
el borde de mi mano
y andar por ahí tocando sin fronteras
regalando mi color
a los pasamanos
y a los colectivos
para así no posar nunca
esos bordes
a la espera.
Hay que,
en tal caso,
crear otro nombre
para estas cualidades
imberbes.
Y no hablamos
metafóricamente,
lo que pretendo
no es venderte
un pasaje de poema
al paraje
de tu biblioteca mental
esto es realidad
contractual
intercambio simbólico
pero de símbolos como tazos
es hacer
de la física
del choque de dos colmenas
incrustadas en nuestros pechos
una literatura
un arma hermosa
con disposición
-con un espacio-
para el milagro.
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