9 de marzo de 2015

mis cosas

Mis cosas, en esta vida,
se parecen a un acumulado de comidas de ayer
en un tupper,
una caja en un idioma intraducible
rellena de piedritas y vidrios.
Mis cosas no sirven para nada
ni las piedritas tienen un valor fuera de lo simbólico
ni el tupper es más que
una metáfora social de otra metáfora social
que viene a decir algo así como
todo embazado
pero ojo
bien conservado.
Yo las guardo a mis cosas
porque el sentido de la propiedad premia
a quienes guardan sus cosas
pero la verdad que me da lo mismo.
Yo mañana puedo tirar la caja
al encontrarme con otra cosa
pongamos de ejemplo
una mujer capaz de rellenarme de algodón
las muelas
y decirme que mastique fuerte
y eso ya vale todas las cajitas
con todas las piedritas
de todas las lenguas muertas
y las muelas felices como nubes
lloran saliva
intragablemente.
Otro ejemplo, digamos
se cruza en el camino una fila india
de hormigas europeas
color negro perlado
llevando hojas que no dicen más
que la resolución de todos los sueños
que tenía un nene
en su último día de colegio.
Ahí nomas tomo mi tupper
y le doy de comer a esas hormigas
relleno mi memoria
de tristeza y melancolía
lloro por los rincones
pensando
en sus caparazones de soldado
en la infinita liturgia
de su fila india
y yo empiezo a recitar poemas
sobre mujeres que me rellenan las muelas
con algodón
para engañarme
y que me enamore.
Ya ves
mis cosas no valen mucho
pero te juro que te las doy todas
las que perdí
ya sean piedras o tuppers
o palabras
o la mujer y su algodón
o la fila india que se lleva al sueño del niño
todo;
a cambio
te pido que no me preguntes
que tengo para dar.

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