19 de marzo de 2015

Linea C

como leve fantasma cordobés sobrevolando
la noche se hunde linda toda en la memoria.
Flotando,
tanto así que paso a través de las paredes
paso dulce, y como una acacia también
pasan por mi, sin quedarse
por tres estaciones enteras de calor.

Y a pesar de eso, afuera
ruido de maquinas
-siempre me aterran mucho las maquinas-
son como otras bocas famélicas, pero herrumbradas
no crean ni un poco de sed
y requieren carne
tierna y hostil.

Como leves fantasmas cordobeses
que encuentran entre sus pies enredaderas
emponzoñadas,
como una moneda en el piso
yo encuentro un nombre que falta
mientras escucho el mundo
desde linea C.
Lo paro
lo sudo
es un verbo es un pelo encarnado
pero me sirve para nombrar.

Habito el sur
y reviento palabras o reinvento un lenguaje
y lamo las piernas de esta noche
como un fantasma
en una fabrica
abandonada
adormecida
que apedreo para resucitar
y morder.

No soy de este plano
del mundo
ni mucho menos, aunque este atrapado
por linea C.

A tres estaciones de pensar
en el braille del rostro de alguien
escapo
y vuelto al mundo
debo perder otra vez
el nombre con el que nombro
lo que está.

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