18 de marzo de 2015

Deseo de editor budista

Si fueramos pequeños
como un bicho bolita
o por lo menos un cascarudo, no te digo
un piojo.
Si fuéramos pequeños
podríamos acostarnos
a la vera de cada renglón
de cada verso sencillito,
tocarnos
los dedos o los vórtices,
astillarle mil ojos a lectores,
acurrucarnos
en el hueco que deje cada polilla
tan bibliotecaria ella.

Y si pensamos reencarnar
y no te digo suerte, ni mandinga
pero si llegamos a reencarnar
bicha vos,
buscame
en el mas largo de mis poemas
en ese
que dure demasiado y que muchos
salten de página.

Tener
por lo menos
en cada interlineado,
en cada uno de mis contratos verbales
un paréntesis
para que nos acostemos
a jugar
a no leer ni el primer espacio.

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