Te llevas la muerte a pasear
dibujas calles
separas el temblor de los que tiemblan
procedes con sumo cuidado
besas la frente de un anciano
acaricias una canilla de la plaza
regás el malvón de un vecino
cambias la hora del despertador
sacas las telarañas del techo
servís un vaso de agua
y de repente te das cuenta
-que es lo único que te queda por dar-
y entonces ¿qué?
Qué hacemos con todo este
darnos
cuenta.
Escribiste lo que pensé toda la semana. Sos un semanario ideal.
ResponderEliminarhago lo que puedo, pero a veces los canillitas no salen a vender
EliminarGracias <3