10 de diciembre de 2014

Chomaso


Roberto Gonzalez - Revista Crisis N° 7
No, y no. La poesía fría fría.
Como el metal, como la porcelana, como lo frío
de un chico muerto de frío.
Poesía con hambre y sin saltos, poesía para doñas
y para funcionarios.
Poesía para leer en el diario, nada de poemas
para llorar a solas en el baño.
Poemas de cemento, de cal, de farmacia.
Poemas con esclerosis con alzhéimer,
con enfermedades de gente con plata.
Esa, esa es La Poesía.

Poesía abstracta poesía.
Poetas auto-entendidos, chistes internos de cafetería
de espumantes, nombres italianos,
poetas que nunca jugaron en el patio.
No, y no, la poesía nunca más
debe de decir las cosas en serio:
a partir de hoy el poeta no hará el amor;
fornicara.
El poeta se prohíbe rayar paredes, hacer pancartas;
publicara.
No se emborrachará, fumará y llorará;
seco el poeta murió de muerte aguda,
murió de gente que no leyó,
murió de coma,
de punto
y de bis.

Por ultimo, por ultisimo, lo menos importante
pero lo más obvio: no solo el poema no tendrá
amor, sexo, vida, bilis, tiempo y espacio, madera,
estratosferas, cipreses y siempreverdes,
no solo la poesía será ajena a todo lo bello
sino que se dirá y se repetirá
que no tendrá ideología ni filosofía.
No será poema más que de congreso,
no será canción y menos será protesta;
eso no gusta a los rigores del esclavo ni a la ducha del esclavizador;
no existirán crayones ni medias tintas
ni tintas enteras ni un respaldo para sentir.

Ya no, no hace falta que te diga
el poeta morirá la vida.
No se tracen mas lineas en la tierra,
no se hable de explotación, de miseria,
de un corazón una vez roto, dos veces roto,
mil veces roto, tantas veces roto
con doble pronunciación de la erre:
roto por roto
y roto por revancha (revolucionaria y resonada).


Al fin y al cabo poemas que ninguno de nosotros
por suerte, por ser fantasmas
o por a veces, solo contadas veces, soñamos,
leerá.

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