19 de diciembre de 2014

19 y 20

Con varios muertos sobre los muertos, porque la acumulación originaria también funciona ahí, cargando con cuerpos tan ajenos y propios como decidimos cada dìa cuando volvemos al indecoro.
Podemos decir, 13 años después, miles de papers de cientistas sociales con sus condiciones materiales nada materializadas, y con total impunidad que todo fue un exabrupto. Sí, es la salida fácil. "Se les fue de las manos, los barrios, todo, se les fue de las manos" dirán entonces los noticiosos y noticieros.
No. A un pueblo no se le va de las manos la rebeldia. Y a las fuerzas de seguridad no se les va de las manos los disparos entre los dedos.
Hoy, Racing campeón y una fabrica de Río Tercero despide 60 empleados. Un amigo me dice que el chiste es fácil y la comparación viene pronto: se está repitiendo. Suena una lenta cumbia y el calor de diciembre absorbe hasta los últimos gramos de vida de unos pájaros muertos por las gomeras de algún vecino malicioso.
Yo no enterré a nadie y, es cierto, hablar de esto es fácil para un pie que ni la vivió, ni tenía conciencia sobre una realidad que se desmoronaba y que algunos veían con ojos esperanzados y otros con desesperados binoculares lloraban sus empresas caídas en desgracia. Efecto tequila era lo que sufrían clasemedieros desesperados en bares, mientras algunos intentaban salir de reflote.
Pero lo esencial debe hacerse visible, y es esencial que todo cambia por cambiar nomas. Ya no hay razones, ya no existen explicaciones profundas. Hay algo que esta internamente, exageradamente mal en la forma en que vivimos, y la gente lo nota. Pero de notarlo a decirlo falta mucho, y ese faltar es lo que va dejando ruido a trapos mojados, a lluvias que molestan, a saqueos que no son pero que como el fantasma del comunismo que se cernía sobre Europa en el siglo XIX, apalea algunos miedos de ricos-no-tan-ricos como quisieran.
19 y 20, 19 y 20. Como la plata dulce, como el uno a uno, como el misterio del mercado, todo nos hierve la sangre, nos quema las ropas. Un poquito por bronca y otro por anhelo, quisiéramos ser el de la foto en el obelisco.
¿O acaso los muertos terminaron ahí? ¿O acaso se terminaron ahí los bastones largos, las picanas? ¿No son la narcopolicia en el narcoestado con el narcogobernador enojado con la narcopresidenta otra vez la misma tombola tarada en la que se cae por hablar del mal menor?
Tengo otro amigo que trabaja en un call-center. Ahora están apretando con la UOM, porque en este país los sindicatos son organizados a dedo, a los patrones para una suba de sueldo que está tardando 6 meses. El no quiere saber nada sobre “luchar, crear, poder popular”, el quiere pagarse el alquiler. ¿Acaso el limite estratégico de nosotros, auto denominados agentes de cambio, es ese? ¿El limite es luchar o vivir?
Porque cuando busco explicaciones encuentro ese antagonismo. O luchas, o vivís. Un día te vas a despertar con 40 años y olvídate de esas cosas que decís sobre la revolución es el consejo repetido. Bueno, me quedan 20 años para intentarlo ¿no?

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