Mire, todo por acá
el auto se mueve con palabra petroleo en tinta negra,
la ciudad se mueve en el idioma de la vida
gris vida, pero al fin y al cabo, ¿que esperas?
Y por la esquina, si tiene cuidado
se encuentra un perro que si quiere,
de a monosílabos, va cantando sus ladridos
mire que avisé.
Por calle tanto y a tal altura
encontraremos que las vidrieras
se mueren chismeando el color de sus bombillas.
Para arriba, siguiendo escaleras
como quien brinda cumplidamente,
la luna también tiene un lenguaje.
Y acá, bueno, acá todos hablamos
el lenguaje nuestro (que es de todos),
pero para aprender
hay que cuidar del cíclope
bien conocido
del amor, el fuego
y algún que otro demonio.
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