¡Qué risueño contacto el de tus ojos,
ligeros como palomas asustadas a la orilla
del agua!
!Qué rápido contacto el de tus ojos
con mi mirada!
(Jaime Sabines)
A veces me siento menos profundo que una piedra de las tantas en el río, a veces cuando leo y se me depura la suerte y los fines de los dedos se alargan mas y mas al rededor de una pagina muerta.
evito esos momentos hasta que es de noche, para no torturarme con el recuerdo de las palabras que no salen, o salen y no llegan. y entre esas veces que me siento un asmereir de los papeles y las letras intento seguir en mi liturgia, en mi escondite en lo hondo de las afueras, de lo lejos, de lo cerca que esta mi imaginación de muñecos de papel.
y aunque te oiga entre las guitarras silenciosas de los conciertos de mi alma, se que sin duda no soy lo suficientemente profundo, como para compensar como recompensa esas palabras que largo, esas locuras que no sirven de nada pero que todos cometen el de decir un error.
Amorosos como los restos
"Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor."
Jaime Sabines
La distancias que son ajenas, lejos, entre las miradas
Que se van de mano en mano, de luna en luna
Que dan a la calle de los recuerdos y los que pasan
Miran sin cesar, concertados
Sabiendo que no se pueden salvar ni un poquito
Y te llevas esos restos, ese despojo de corazón
Cada fibra cuenta, cuenta y mira su sombra a las noches
Estrelladas, como el alba, como las destrozadas albas del dolor
Y no te das cuenta que los amorosos no venían
Solo por Jaime, sino por los caídos en las carnes
De los que cuentan los balcones, las denuncias, las miradas
Y los que tocan las serenas ojeras con las palmas
Que recuerdan con el tacto las calles de tu espalda
Y preparan las ventanas para escapar por las jornadas
Por que los amorosos no pueden esperar a la distancia de la noche
Solo huyen, ¡escapan! Como vagas sombras de las ternuras
Que dejan en el camino manchado
Por los que dudan
Y cuando cumplen el deseo, y sabiendo que el amor
No se salva con los labios que traspasan palabras
Son otras cosas que traen la suerte, y no la memoria
No el límite de tus besos con los míos
Sino todo lo contrario, el linde de tu vereda con mi frió
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