Hay un libro, El último de los hippies
de Penny Rimbaud, que habla de un hippie detenido y asesinado por el
Estado Ingles a base de pesquisas psicológicas y medicas. La razón:
no hacerle caso al sistema.
El nombre: Wally Hope. Como Van Gogh,
Wally era un suicidado por la sociedad. Una sociedad des-humanizada,
extraída de su contenido absoluto, solamente carcasa. 1974 despedía esta muerte
haciendo eco del hombre maquina.
Mariano Ferreyra es nuestro Wally, los
mas de 5000 detenidos por luchar de esta década son nuestro Wally.
Los casos de gatillo fácil, la resistencia a los espionajes en las
organizaciones populares, los sindicatos coptados por la burocracia, la gente sin techo, los despedidos de todo el país, los Nuevos-Nuevos-OTRAVEZNUEVOS pobres,
todos son Wally. A todos los mata el tiempo, sin freno, del Estado por un lado, del capitalismo por otro.
Por algo será que nos dijeron hippies sucios.
Los revolucionarios tenemos esa fea
costumbre de querer revolucionar. Ahora que empezamos a pensar en unión,
unión y mas unión caben preguntas sobre esa fe. Somos una enorme red de posibilidades conectadas por el corazón-sujeto universal que vamos conformando; desde
que, obligados por el neoliberalismo, tuvimos que...
Debemos entender que estamos mas
juntos de lo que nuestros enemigos querrían. Y entender eso tiene un
costo, que es el costo de vivir y morir en esa red que vamos
conformando. Así, existe o existió ENEOB, FPDS, la Corriente
Villera Independiente, MTD, grupos de Economía Popular y Social,
RNMA, la Dignidad, VC Argentina, COPA, COMPA... Todos conectados en
una enorme historia de resistencias y de luchas.
No en vano yo siento que todas esas son
las organizaciones donde milito. Sepan o no mis compañeros de esos
lares. Y me niego, justamente por eso, a un sistema que mata Wallys.
Vivimos, como bien digo leyendo a
Rubin, en un tiempo donde tenemos que matar a nuestros padres. Nuestros padres son la Clase Media, o por lo menos su forma de pensar. Matar
a nuestros padres significa sepultar los errores que alimentaron la
derrota de nuestras batallas pasadas, matar a lo ya
existente, que nunca es neutral, a cambio de un conveniente nacimiento, como dirán los zapatistas, de un mundo levantándose, de otro derrumbándose. Pero también es cierto que nuestros padres están mas
dispuestos a matarnos a nosotros que nosotros a ellos.
Si esto sigue así como así, toda
lucha merecerá la victoria del pueblo. De lo contrario somos huecos,
tristes, fríos. Porque sabrán, compañeros, no existe la revolución
pacifica. La de Venezuela no lo fue ni sera, mal que le pese a unos
pocos. Tampoco lo fue en Bolivia. El fascismo cierne de nuevo sobre
Europa, y acá en América nos esta tocando recalentar motores contra
buitres y otras parias. El país elegido por el Capitalismo como su
meca esta hundiéndose y tirando mordiscos a cualquiera que tenga las
piernas lo suficientemente largas como para saltar el barranco
generacional que nos dejo la década del 70 para darse cuenta que
todo lo que pasó se podría haber evitado. Todos los Wallys del
mundo muertos, desaparecidos, escondidos, alterados, podrían haberse
evitado.
Supongo que el primer Wally tiene que
haber sido Walter Benjamin. Entre la policía fascista y su propio
miedo no hay mucha diferencia de quien tiro del gatillo, el punto es
que el sistema lo mató. Así, el Angelus Novus de la degradación
humana se hace presente, y nos lleva, como la muerte, a los rituales
del silencio. Eso mismo le paso hace tan solo 4 años a ese otro
Ferreyra, no el militante trotskista, sino un pibe de 23 años muerto por la policía ¿O los muertos están tan
lejos que sus cuerpos no nos tocan el alma? También nos pasa a todos
esto de resistir, cuando no, toda resistencia no siempre es una
anticipación, un ejercicio de subsistencia de la lucha; algunas
resistencias son solo eso, intentar vivir. Sin embargo sigue en pie la vieja consigna palestina "resistir es existir".
Compañeros, yo no pretendo tiempos de
tregua. Tengo miedo de un futuro desolador, porque los malos también
están mucho mas juntos que antes.
Se vienen, como nunca, tiempos de
Guerra, no se si militar, si se que de clases. Mao supo bien donde
ponerse, hijo de terratenientes, prefirió al campesino que al
asesino, y eso que no es exactamente un gran ejemplo histórico.
La apuesta por una Patria Grande, por un Corazón Grande,
por una patría Artiguista de libertad es hoy.
Pero toda idea de patria deja a fuera a algunos para poder dejar adentro a otros. Yo quiero que esta patria deje afuera a los tibios, mismos que mataron a Luxemburgo; deje afuera a los pesimistas de Congresos de Partido imposibles; y que adentro queden los muchos mundos por construir, porque falta asfalto para tanto camino.