Llora, llora descalzamente
y desconsoladamente.
Llora con la frente en alto
y con la luz en tus fosas nasales.
Llora dejando surcos, agrietando
lentamente las mejillas.
Inunda la casa
ahoga la casa
y no frenes, no pares
de llorar.
agarra de una punta, de una gota,
un pedacito, un cachito
de tus lágrimas;
y estíralo
por la puna pampeana
o por el chaco seco.
Has de tus lágrimas
llanto parejo.
Ahora que tienes
cause y agua
ponle con besos
plantas y fuegos
pequeñitos.
Abraza tus lamentos como
crisálidas o
bichito rastrero.
Para ponerle nombre, eso si,
cuenta con que nunca
un llanto largo como un río
llevo un bote a otro mar
que el de la simple
soledad.
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