7 de julio de 2013

Un poema como una cordillera


Señor Sandino,
o si puedo tutearlo, Augusto,
tengo una duda:
¿Qué decirle a los explotados hoy?
¿Cómo le digo a la cara,
hijos e hijas del hambre,
que a vos y a tantos los creen muertos?

Que piensan que
cuando a los andinos les sale
el Tupac de adentro
vienen los que ni siquiera a los
pieles rojas escucharon
y ahí nomas
Zas, silencio, correctivo.

Señor Emiliano,
como creer que alguien
no puede transmutar tu fusil en música
y en poesía, y levantarse
como espina, como junco.
Te lo pregunto
desde el corazón con by-pass
de explotación
de mi sur querido.

Querido Tosco,
Agustín, como explicarle-me
a mis manos que no son menos manos
que las de nadie, a mi mismo explicarme
que algunos creen que sus manos
de guante de seda
          (por nunca haber tocado nada mas
          que dinero)
valen los que por ellas pasaron,
cuando su unico valor
es la sangre que por ellas
derramaron.

Como si acaso fuera posible
que no fuera del pueblo
la educación como una sonrisa
los ríos como alegrías
la cultura como un abrazo.

Como saber entonces que la cordillera
no nos sostiene de un costado,
          sino que nos empuja
          a querer ser libres
con las ideas multicolores,
Como los campos,
como las lombrices,
como los mares
de todas las libertades.

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