1 de diciembre de 2015

por eso el azar siempre gratifica

“¡Que bello es! ¡Que bello es! ¡Todo el oro del pobre mundo debe haber encontrado su camino hacia esas paredes!” Baudelaire

“Todo parecía
indicar
que conmigo
deambulando
alguien quería decirle algo
 a alguien” Tom Lupo

“En lo más íntimo, con el ser y el corazón, se siente un árbol otoñal en verano; esa melancolía es la que me gustaría pintar” Schielle

I
invertí en poesía
y siento que (luckily) no entendí el capitalismo

II            
Lean a Lupo
El sabe mejor que yo
Y tiene razón.

Nosotros solo somos el mensaje
Transferencias impuras

Pero el receptor
¿lo sabe?
¿está acaso preparado?
¿prevenido?

Quién nos envía
Dónde está el buzón.

Supongamos lo peor.

III
mientras, pienso en una chica que no conozco
que no me conoce
pero que me gusta

una luna morena, poetiza
cordobesa y de palabras pequeñas
como un diccionario de abreviaciones

me gustaría decirle que su nombre me permite recordar
la forma absurda en que la retrataba Klee
y que entienda que este no es solo un poema kitsch

tiene
un piercing
marca piercing
donde divide y reina
el hemisferio sur
de su boca
densa como metales
o como todo el peso del río.

Pronuncia
como un sacudón en el criadero de polillas de una toalla vieja
en el placard
palabras que al dispersarse
relevan
la geomorfología de la noche
de la cerveza fría
el estomago vacío

y un beso en el cachete
en agradecimiento
en lo nocturno
de su piercing
marca piercing.

V
contemplo la jaula
los pisos adoquinados la estepa urbana
a estas alturas
es bueno tener a mano una verdad simple y universal
en sentido profundo lo único que existe es el caos.

VI
hoy en
octubre
hace frío

mientras pasa /
el tren llevando
un único propósito
de que tiemble mi casa

toca bocina /
el tren trayendo
única función
para que se enteren los pájaros del Parque de la Vida

No hay más que
un “asperar”
de la hematosis
un lento llorar
de las prendas sucias
una coagulación
de este frío de octubre
donde soy
solo.

VIII
no existe nada más complejo o accidentado
que construir deliberadamente
los deseos en acciones

por eso el azar siempre gratifica.

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