la noche sin que pudiera hacer mucho,
cosa que nunca me perdoné. Y las alas
de las hojas escritas como astros,
y un poquito de mis cosas manchando
tus ojos
con tinta mientras leía tus cuentos en silencio.
Recuerdo que te dije que
eras (que sos) un gran poema
y que ahora no puedo dormir
por que me falta una mujer/bufanda,
una mujer/cama,
una mujer/idea.
Recuerdo que estoy lejos de estar,
que tengo preguntas que
pesan como un vaivén,
que nada se puede comparar con
el tiempo en el espacio
que paso pensando en tenerte
de mirar tus murmullos y tus fiestas
en mis gestos, en mis labios.
Resulta que no se donde empezar a buscar detrás de cada mueble, detrás de cada camino recto, entonces, este poema. Por ahora tengo que callar, silencio es menos que salud, es menos que.
Puede que esta convención de noches y sabanas me haga pensar que la lluvia te habla de mi y de los cantares de la luz y de los trastornos de las mojadas nubes que los dos buscamos mas que bien en otros tiempos, pero puede también que no. Pero hay palabras que vuelan como proyecciones de un salón y me pierden a mi, y me piden a mi que las escriba.
No me hagas buscarte por donde no estas, palabra,
"Me duele una mujer en todo el cuerpo"
¿Y si al final mi sonrisa, por ahí buscando, no te resulta mas igual? Mejor decir, mejor escribir...
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